¿En qué consiste la evaluación del procesamiento de la información visual?

 

Además de la eficacia del Sistema Visual evaluada en el examen optométrico, los Optometristas comportamentales evaluamos cómo se procesa la información visual que llega al cerebro, tan importante en el rendimiento académico. El procesamiento visual es el proceso mediante el cual la persona selecciona, archiva, analiza y estructura la información sensorial que ha recibido por los sentidos, para posteriormente construir una representación mental de la misma. 

 

 

Las funciones visuales complejas necesarias para moverse eficazmente, leer y escribir comienzan a desarrollarse muy pronto. Sobre los cuatro meses de vida, los ojos empiezan a trabajar juntos y comenzará a mirar objetos, agarralos y llevárselos a la boca. Estos serán los comienzos de la coordinación ojo-mano. Además el niño debe tener libertad, mover y mirar sus manos y pies para empezar a conocer su esquema corporal, que le ayudará a conocer, controlar su cuerpo y después a conocer el espacio que le rodea. 

Mediante la evaluación  conoceremos aspectos sobre su maduración motriz y perceptual, ya que el desarrollo visual depende directamente del desarrollo motor y ambos están íntimamente relacionados.

 

Deficiencias en las siguientes habilidades perceptuales y viso-motoras afectan directamente al modo en que el niño aprende, lee o escribe, y a la destreza con la que realiza las diferentes actividades deportivas. Se evalúan mediante una batería de test:

 

 

La percepción visual nos permite procesar estímulos visuales con el fin de identificar lo que vemos. Es el proceso por el cual el significado se une a los estímulos visuales y es un factor primordial en el desarrollo cognitivo, en el aprendizaje y en muchas de nuestras actividades diarias. Por ejemplo, nos ayuda a apreciar pequeñas diferencias y similitudes entre formas y palabras. A continuación, algunas de las habilidades visuales perceptuales y ejemplos de sus carencias. Los test evaluan la discriminación visual, la memoria visual, la memoria visual secuencial, las relaciones viso-espaciales, constancia de forma, figura -fondo y el cerramiento visual.

 

 

La percepción visual motora, permite la coordinación del cuerpo dirigida visualmente.

La evaluación de la integración sensorial tiene como finalidad descubrir el origen de la dificultad del aprendizaje. Hay que tener presente que, en el proceso de lectoescritura, además del sistema visual, intervienen el sistema auditivo con la función de escucha, y el sistema motor, dado que leer requiere de la integración visual – auditiva – oral motora: se asocia un grafema a un fonema y se pronuncia. Así, la escritura, ya sea por copia o por creación, se produce por la integración de los sistemas visual – auditivo y motor: además de asociar el grafema al fonema (porque lo vemos o visualizamos) hay que coordinar el movimiento de la mano para reproducirlo en papel o teclado.

 

​​La integración viso-motora permite integrar las habilidades visuales perceptiva con el control postural y conseguir control del movimiento motor, tanto de los músculos extraoculares del ojo, como de la mano y la postura en la silla (del tronco, pies, cabeza y manos). Un buen desarrollo motor y sensorial propicia la coordinación del cuerpo en el espacio y una correcta coordinación ojo-mano. Si hay dificultades puede haber problemas en conceptos como derecha – izquierda; arriba – abajo; delante- detrás; en el cuerpo y obviamente en el espacio; carencias de coordinación y equilibrio; dificultades para seguir el ritmo; dificultades para controlar alguna parte del cuerpo; dificultades en la copia; en escribir en línea recta y mantener una estructura y postura… La coordinación ojo- mano: es enlace entre el campo visual, las habilidades visuales y la motricidad fina de la mano. Es esencial para realizar una escritura precisa y sin estrés, y para rendir eficazmente en las actividades deportivas. 

 

 

ILa integración viso-espacial permite entender el espacio, situarse en él y así localizar objetos, calcular distancias y tener precisión en los movimientos (incluidos los de ojos al leer). Los componentes que podemos encontrar aquí son la integración bilateral, la lateralidad y la direccionalidad. Si hay dificultades puede no saber dónde es la derecha y la izquierda; razonamientos lógicos erróneos, inversiones de letras o números, dificultades para orientarse…

 

La lateralidad es la preferencia fisiológica o la dominancia lateral en base a la cual se organizan algunos sentidos y a partir de la cual el cerebro organiza e interpreta la información exterior. Una lateralidad no definida o cruzada produce desorganización en la entrada y salida de la información en el cerebro y en algunas ocasiones puede influir de forma negativa en la funcionalidad sensorial, en el sentido espacial, en la coordinación motriz, en la pre-lectoescritura, en la rapidez, esfuerzo y atención en la realización de algunas tareas.

Por otro lado, la direccionalidad es la capacidad para interpretar las direcciones derecha e izquierda en las 3 componentes distintas del espacio externo.

 

 

Todas estas habilidades han de estar bien desarrolladas y organizadas en el niño para que los procesos de aprendizaje se realicen de una manera adecuada y eficaz. Para ello, el sistema motor, audición, lenguaje y visión se han de “entender” perfectamente. El 80 % de la información que recibimos diariamente es visual, y prácticamente todas las tareas que realizan los niños en el colegio tienen una implicación de la visión. Es por ello que hasta un 30% de los problemas derivados en fracaso escolar tengan que ver con dificultades visuales.

Con toda la información obtenida por el optometrista se valora el posible tratamiento y colaboración con otros profesionales. 

 

 

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