Las funciones visuales complejas necesarias para leer y escribir comienzan durante el primer año de vida del niño. Sobre los cuatro meses de vida, los ojos empiezan a trabajar juntos y comenzará a mirar objetos, agarralos y llevárselos a la boca. Estos serán los comienzos de la coordinación ojo-mano. Además el niño debe tener libertad, mover y mirar sus manos y pies para empezar a conocer su esquema corporal, que le ayudará a conocer, controlar su cuerpo y después a conocer el espacio que le rodea.
Mediante la evaluación conoceremos aspectos sobre su maduración motriz y perceptual, ya que el desarrollo visual depende directamente del desarrollo motor y ambos están íntimamente relacionados.
Todas estas habilidades han de estar bien desarrolladas y organizadas en el niño para que los procesos de aprendizaje se realicen de una manera adecuada y eficaz. Para ello, el sistema motor, audición, lenguaje y visión se han de “entender” perfectamente. El 80 % de la información que recibimos diariamente es visual, y prácticamente todas las tareas que realizan los niños en el colegio tienen una implicación de la visión. Es por ello que hasta un 30% de los problemas derivados en fracaso escolar tengan que ver con dificultades visuales.
Con toda la información obtenida por el optometrista se elabora un informe y se realiza una entrevista en la que se valora el posible tratamiento.